domingo, 28 de febrero de 2010

Ofensa Real y Aparente - Purushatraya Swami

Ofensa Real y Aparente


Purushatraya Swami


Enviado por Gustavo Medina





El siguiente pasatiempo de Srila Rupa Goswami es descrito en el libro Bhakti-ratna­kara.


Un día Rupa Goswami, en meditación, contempló un pasatiempo de Radha y Krishna que le produjo sentimientos de gran bienaventuranza. Mientras las sakhis estaban decorando a Srimati Radharani, el Señor Krishna observaba esa maravillosa escena por detrás. Las gopis podían verlo, pero Radharani no podía advertirlo. Con la máxima pericia, las gopis trenzaban y decoraban el cabello de Srimati Radharani y ornamentaban Su bella cara de loto. El éxtasis que ellas sentían al ejecutar ese servicio era intensificado por la presencia furtiva de Krishna en la escena. Tan pronto terminaron su servicio, las gopis colocaron un espejo frente a Srimati Radhika. Ella observó en todos los detalles la perfección de los bellos arreglos de maquillaje y peinado, así como los ornamentos empleados. De repente, otro elemento entró en escena en el espejo: la bella cara de Krishna, radiante por contemplar tanta belleza. Srimati Radharani se sintió momen­táneamente avergonzada y, al instante, se cubrió enteramente con Su manto. Las gopis rieron alegremente por este episodio tan pintoresco, y Rupa Goswami, a su vez, tam­bién comenzó a reír.


En ese preciso momento, un devoto Vaishnava entró en el cuarto de Rupa Goswami. Al ver al Goswami riendo, pensó que se estaba riendo de él. Eso agitó su mente. Salió herido, sin decir una palabra. Pesaroso, buscó inmediatamente a Srila Sanatana Gos­wami, quejándose: “No sé por qué actuó de esa forma. Ahora estoy completamente per­turbado y mi corazón está lleno de pesar. ¿Qué puedes decirme sobre esto?” Sanatana Goswami, conociendo profundamente el alma de su hermano, comprendió exacta­mente lo que había pasado y explicó la situación al devoto. Éste inmediatamente vol­vió en sí y se sintió profundamente arrepentido por haber pensado mal de Rupa Gos­wami.


El Vaishnava se lamentaba diciendo: “¿Por qué tuve que acercarme a él en ese preciso instante? Sin entender su corazón, lo malinterpreté y cometí ofensas mentales”. Srila Sanatana Goswami logró apaciguarlo y él quedó calmo y en paz otra vez.


A su vez, en el momento exacto en que el devoto quedó herido y se sintió ofendido, el éxtasis que Rupa Goswami sentía acabó repentinamente. Toda la bienaventuranza que estaba experimentando se desvaneció en un momento. Agitado y preocupado, Rupa Goswami trató de comprender lo que había ocurrido. Miró en todas las direcciones, pero no vio a nadie. No obstante, reflexionando con sabiduría, llegó a la siguiente conclusión: “Alguien vino a mí y no le di ninguna atención, ni honré su presencia. Seguramente cometí esa ofensa”. Inmediatamente Rupa Goswami se dirigió hasta el lugar donde es­taba su hermano, Sanatana Goswami, para comentar lo ocurrido.


Al ver a Rupa Goswami acercándose, el devoto, que aún permanecía allí, corrió hasta él y, postrándose, dijo: “Yo cometí una ofensa, oh, gran alma, por favor, perdóname. Al llegar al lugar donde estabas meditando, no pude entender el éxtasis que estabas sintiendo”.


Al ver la actitud humilde y sincera del Vaishnava, Srila Rupa Goswami, a su vez, quedó con el corazón agitado e, inmediatamente, cayó a los pies del Vaishnava, di­ciendo: “Soy yo quien cometió una ofensa al no darte atención. Por favor, perdóname”.


A partir de ese momento, todo se armonizó y la paz y la bienaventuranza que tienen lugar permanente en los corazones de los Vaishnavas, nuevamente volvió a reinar.


Comentario:


Este singular episodio, que tiene como protagonistas a tan exaltadas personalidades, nos muestra cuán tenue es la línea divisoria entre la armonía de las relaciones Vaishnavas y el mundo infernal de las ofensas. Nuestra mente, debido a su dinámica de raga/dvesha, apego y aversión, vive siempre a punto de ofender. Sin estar bajo el control de la inteligencia purificada, su tendencia natural es reaccionar automáticamente a las circunstancias más triviales. Cualquier cosa que venga a causarnos alguna incomodidad, por más leve que sea, ya constituye la mecha para desencadenar un torrente de ofensas. En ese momento, todas nuestras restricciones, frustraciones, heridas, y otras tantas porquerías que quedan pegadas en la mente, entran en acción para intensificar la ira, que surge en la conciencia e infunde el veneno de la ofensa. La mente contaminada puede incluso satisfacerse reaccionando de esa manera, pero el alma sufre. Las ofensas corroen el alma y degradan la conciencia.


El episodio nos muestra que cuando existe la erupción de un proceso ofensivo, del cual nadie puede garantizar que está libre, el devoto debe buscar, inmediatamente, a algún devoto avanzado que sea competente para analizar, sin pasiones, la delicada situación creada. Una persona sensata y consciente de Krishna, que se mantiene fuera del ámbito emocional del caso en cuestión, naturalmente tendrá mucha más lucidez y serenidad para encontrar la mejor solución consciente de Krishna para el problema emergente.


Es muy común que suceda la situación en que un malentendido trivial genera una crisis de relación. Antes que la mente del devoto sea tomada por la ira, la indignación, el deseo de venganza, la sensación de haber sido humillado, depresión, disgusto, decepción, o cualquier otro efecto psicológico provocado por el choque de egos, éste debe elevar su conciencia hasta Krishna para tener serenidad y lucidez para analizar perfectamente la situación. Si reacciona automáticamente a los estímulos externos y se deja llevar totalmente a merced de la mente, la posibilidad de equívocos será mucho más alta y la situación tiende a degenerarse aún más. Entre el estímulo y la reacción al estímulo debe estar presente el autocontrol. Tal actitud es fundamental en el proceso de autorrealización.


Otra enseñanza que podemos extraer de este pasatiempo es que cuando existe buena voluntad y humildad de parte de los devotos, el Señor Krishna personalmente interfiere en el caso. Con esa interferencia trascendental, todo se esclarece con mucha facilidad y la armonía de la relación Vaishnava se restablece naturalmente. Esa es una de las maravillas místicas de la conciencia de Krishna.


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Titulo: Ofensa Real y Aparente
Autor: Purushatraya Swami
Obra: Bhakti-ratna­kara
Autor Obra: Srila Rupa Goswami
Links:http://groups.google.com/group/amigos-de-krishna/browse_thread/thread/b22ccea60c4bd71d/0c0d46f63c0a51bc?lnk=gst&q=Gopis#0c0d46f63c0a51bc
Fecha: 28 Feb 2010


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